México nunca entendió el partido

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México jugó el peor partido en la era del Chepo de la Torre. El Tri empató a cero goles jugando de local, exhibiendo un pobre nivel futbolístico, el cual relució aun más gracias al buen planteamiento que evidenció el equipo jamaiquino, quienes mostraron mucho orden táctico para dificultar la dinámica que venía plasmando el cuadro azteca con José Manuel de la Torre.

Jamaica se plantó bien en el Azteca

Theodore Whitmore, director técnico de Jamaica, apostó por defenderse y aguantar muy cerca de su área. Pero siempre evidenciando orden y disciplina para no romper con el esquema que habían diseñado.

Los jamaiquinos fueron intensos e incisivos en la marca, provocando que el equipo mexicano se sintiera incómodo e inseguro cuando pasaran la media cancha y se acercaran a los linderos del área. Así mismo, el combinado caribeño ejerció presión cuando México estaba peor colocado; generando dos jugadas que pudieron acabar en gol, pero gracias a las intervenciones de Jesús Corona, el marco mexicano se fue en blanco.

México ejecutaba mal las jugadas

Una de las características que más han brillado en la gestión de José Manuel de la Torre, ha sido el buen trato a la pelota, el jugar a ras de césped y pocas veces dividir el balón o dar pelotazos al área buscando que el centro delantero resuelva.

México se había caracterizado por generar asociaciones y partir de ahí triangular. Esto propiciado la técnica individual de varios seleccionados. Pero ayer en el Estadio Azteca, el Tri se olvidó de eso y prefirió competir físicamente con los jamaiquinos, cosa muy difícil de logar debido al poderío físico que estos ostentan y que el jugador mexicano no se ha distinguido por tener mucha fuerza o potencia física.

El cuadro azteca prefirió la velocidad y el vértigo que la inteligencia y la paciencia. Si México hubiera explotado las virtudes técnicas y de conocimiento de juego que tiene, hubiera facilitado el tramite del partido y seguramente habría conseguido un mejor resultado.

La técnica y creatividad siempre va a ganar sobre la fuerza y la potencia. Y ayer a México le falto un jugador que le diera pausa y coherencia al ataque. Además de fungir como guía para canalizar la enorme posesión de balón que tuvo todo el partido.

Jugar con dos puntas no funciona

Dentro del esquema que plasma el Chepo en la cancha, necesita un enganche o volante extra que juegue por detrás del centro delantero. México sufrió por no tener alguien que además de darle pausa y sentido al ataque, acarreara balones hacia el frente, conectando la cintura del campo con la ofensiva.

Tanto Chicharito como Peralta, no son complementarios. Ambos son centros delanteros que necesitan ser nutridos y abastecidos. No logran coordinarse en los movimientos y constantemente se les veía jugando sobre la misma línea, neutralizándose y entorpeciendo el ataque mexicano.

José Manuel de la Torre necesita situar un enganche o un segundo delantero con la capacidad de poder abastecer y darle un buen cauce a los balones que pasen por sus pies. Giovani Dos Santos ya está listo y tiene ritmo de competencia, al igual que Marco Fabián o Ángel Reyna pueden jugar en esa zona.

Rigidez táctica

Si bien México ha adquirido mucho orden y disciplina basado en un esquema simple (4-4-2), el cual se acomoda de forma idónea a las características del jugador mexicano y a los elementos que componen la selección; por momentos parece que el Tri no tiene variantes y flexibilidad táctica. Es muy difícil que el Chepo logre cambiar su dibujo táctico, y en momentos de crisis como contra Jamaica, cuando se necesita un revulsivo y una solución, esta no aparece y salen a la luz las deficiencias de un técnico que hasta ahora ha hecho un gran trabajo.

El Tri nunca entendió como jugar el partido e hizo una muy mala lectura del mismo. Hizo falta pausa y creatividad en tres cuartos de cancha; así como variantes con un cambio o una modificación en la formación. De igual forma, alguien que pusiera orden en la cintura del campo, situación que Héctor Herrera no ha podido hacer.

Jamaica en tan sólo 90 minutos, logró desnudar lo inoperante y rígido que puede llegar a ser el combinado azteca.

Pável Pardo, el último gran contención mexicano

pavelA sus 36 años y alrededor de 545 partidos jugados en sus educadas botas, Pável Pardo anuncia que se retira del futbol profesional, y con ello, deja un legado y unos zapatos difíciles de llenar para las nuevas generaciones, que si bien han mostrado talento y frescura para poder comandar la cintura del campo mexicano; tendrán que mostrar algo más que buenos adeptos con y sin la pelota.

Esta fue una decisión muy difícil, pero después de hablarlo con mi familia, he decidido que es el momento adecuado para retirarse del futbol profesional”, apuntó el ex americanista, quien será recordado como uno de los medio centros más completos que México ha visto nacer. Y es que Pardo contaba con varias virtudes que lo erguían como el contención habitual del Tri, por casi 10 años y tras su salida de la selección nacional, dejo un hueco que hasta ahora no se ha podido cubrir con seguridad y contundencia. Aunque cabe señalar, que el futbol mexicano dispone de grandes candidatos para poblar esa área.

Pável Pardo inició su carrera en Atlas de Guadalajara. Ahí, en Colombos, el mítico 13 que dominó por años el ecuador del Estadio Azteca, empezó como lateral derecho. Poco tiempo después, debido a la inteligencia con la que concebía el juego y a la visión y toque que siempre lo distinguieron; su rol dentro del rectángulo verde muto hacia el centro del campo, donde tendría la oportunidad de intervenir de forma más protagónica en el juego colectivo del equipo e influir de forma positiva en el accionar de este.

El nacido en Guadalajara, Jalisco, tenía la capacidad de poder defender y atacar, haciéndolo al mismo nivel y regularidad, sin que esto mermara su juego. Pardo, representaba el equilibrio del equipo donde jugará. No se caracterizaba por ser un jugador dinámico ni muy rápido, pero sí lo era mentalmente. Sabía leer y detectar con facilidad los tiempos y momentos por los que atravesaba un partido, y en base a eso, dirigir como guía u orquestador el ritmo e intensidad del juego colectivo del equipo. Tal era el conocimiento y la lectura que tenia sobre el juego, que el mismo Marcelo Bielsa lo destaco en la Copa América del 2004: “Me gustó Pável Pardo. Es el que más me ha llamado la atención. Es muy inteligente”, matizó el técnico argentino.

Asimismo, el contención mexicano sobresalía por imponer orden y estructura desde el círculo central. Lograba asentar al equipo y que este evidenciará una buen transición con la pelota en los pies. De igual forma, imprimía solvencia y soltura el juego en medio campo. Ostentaba la virtud de tocar rápido y fácil. No era un jugador que retuviera el balón, sino que hacia jugar a sus compañeros y servirlos de la mejor manera posible. Incluso siendo el responsable de generar volumen de juego cuando era necesario. Tarea que cumplía con certeza y claridad, debido a la visión de campo que denotaba y a la agilidad mental que le permitía discernir con criterio que hacer con el balón en los pies.

pardo

Técnicamente, Pardo era pulcro y virtuoso. Gracias a que empezó como lateral tuvo un gran control de balón y por ende una muy buena conducción del mismo. Era un medio centro elegante y que gustaba del buen trato a la pelota. Pocas veces se le veía un mal pase o una defectuosa recepción. Quizás, su mayor argumento y el más notorio era el disparo de media y larga distancia, especialmente a balón parado. De ahí el mote de “dardo envenenado” con el bautizó Enrique Bermúdez (Comentarista Deportivo) a los centros y disparos que emanaban desde la pierna derecha de Pável Pardo. Y es que sus servicios al área, cambios de juego o bien, disparos hacia el marco contrario, expedían fuerza y colocación; haciendo de estos un sello de la casa.

“Él ofrece mucho liderazgo, mucho toque de balón y su manera de ver el juego como mediocampista”, describió Omar Bravo

Pero el factor que lograba potencializar estas características y relucientes virtudes, era la personalidad y jerarquía que logro cosechar a lo largo de su carrera; permitiéndole ser capitán y líder en el vestidor de la gran mayoría de los equipos donde jugó. Incluyendo su participación con el Stuttgart de Alemania, donde le fue acuñado el apodo de “El Jefe” o “El Comandante”, por sus compañeros. Producto de la seguridad que transmitía, así como la solidaridad y sacrificio que tenía con sus compañeros, sin olvidar el conocimiento y lectura del juego que mostraba en cada partido. Argumentos que se solidificaban con el transcurrir de los años y aderezo con un ingrediente que siempre marca diferencia y que sólo el tiempo te otorga: Experiencia.

Tras su salida del Tri, varios jugadores han llegado para componer la media cancha mexicana, pero sin tener el éxito y regularidad que si registró Pardo. Nombres como: Leandro Augusto, Israel Castro, Luis Pérez, Lucas Ayala, Antonio Ríos, Efraín Juárez, Gerardo Torrado e incluso Rafael Márquez, han estado desde que Pável Pardo dejo de estar en la selección nacional mexicana. Un medio campista que dejo huella y marco una época. Sin dudas, el último gran contención mexicano.