El talento no tiene edad: Álvaro Recoba

CuA88ando parece que el talento y la chispa para marcar la diferencia sólo pertenece a jugadores jóvenes o que están en el apogeo de la madurez. Aparecen personajes mayores que nos pueden sorprender con dotes de talento puro y al parecer intacto, pese a al desgaste de los años. Un ejemplo de esto es Álvaro el Chino Recoba, quien a sus 36 años y pesado físico, sigue marcando la pauta y el ritmo futbolístico dentro de la cancha, cuando el balón pasa por sus pies. Dejando entrever que el talento no tiene edad ni medicina.

Si bien sus mejores años quedaron atrás, en los noventas. Cuando dominaba la generación de futbol del Giuseppe Meazza y era el jugador mejor pagado del mundo, percibiendo 7,5 millones de dólares al año. Ahora, tras 20 años de carrera y 6 clubes representados, incluyendo el Nacional de Montevideo, donde actualmente juega. Sigue demostrando la virtuosa y elegante pierna zurda, por la cual lo bautizaron en Italia como La Zurda Mágica. Así como una tremenda visión de campo y clarividencia para proyectar a sus compañeros con un simple toque de pelota.

Si bien ya no tiene la misma dinámica, movilidad y potencia en las piernas, aún conserva el buen trato de balón y lectura de juego para saber qué hacer con y sin la posesión del esférico. Sus movimientos son semi-lentos y algo cansinos. Parecería que está caminando o que tiene una actitud displicente para con el juego y sus compañeros. Pero la verdad, es que sólo se mueve en diagonal a la jugada para estar en el momento y lugar indicado para orquestar los embates del Nacional.

En la actualidad su posición es más atrasada. Dejo der ser media punta o un volante abierto, y cambio el desequilibrio y velocidad, por temple, paciencia y criterio para manejar los hilos de la cintura del campo en su nueva demarcación: el medio centro. Zona donde no desentona por la capacidad técnica y táctica que lo distingue; además de un ingrediente extra que sólo se obtiene con el tiempo: experiencia. Aditamento con el cual logra aderezar su ya depurado y elegante estilo de juego, pese a no contar con las capacidades físico atléticas de su juventud.

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