La versatilidad en su forma más espigada: Diego Reyes

reyesLa evolución que ha tenido Diego Reyes desde su irrupción en el máximo circuito (Bicentenario 2010), ha maravillado a propios y extraños. Inclusive, estos últimos con varios kilómetros de distancia, si tomamos en cuenta el Estadio Do Dragao, su próxima casa y el Estadio Azteca, donde juega actualmente con el América. “Es un jugador que conocía; yo y la mayoría de los entrenadores que están interesados en futbolistas sudamericanos. Ha demostrado en su juventud una calidad apreciable y era un jugador destacado en la selección de México”, acepta Jorge Jesús, Dt del Porto.

Dentro de las virtudes que más sobresalen del espigado jugador, encontramos un nivel de madurez óptimo, no sólo para jugar profesionalmente, sino también para cargar con la presión que un club como América logra generar. Cabe mencionar que Reyes apenas cuenta con 20 años de edad. De igual forma, pese a su estatura de 1,91 metros, evidencia cierta facilidad para jugar con el balón en los pies. Técnicamente es un jugador completo y solvente. Factores que le permiten resolver situaciones adversas sin meterse en muchos problemas. Aunque cabe recalcar que su técnica no alcanza niveles de virtuosismo fuera de lo normal, si tiene la suficiente para competir en alto nivel.

Asimismo, como es sabido e identificado. Diego Reyes basa el éxito de su juego en la buena colocación, sentido de anticipo y lectura del juego; así como un grandioso juego aéreo. Características que lo definen como un gran marcador central, y con aún mucho potencial por desarrollar.

Pero dentro de esta excelsa evolución, se debe subrayar la versatilidad y polivalencia que tiene a su merced. Y es que pese a su gran altura, Reyes ha mostrado tener movilidad y sentido de adaptación hacia otros roles y posiciones, según el DT en turno lo requiera. Por ejemplo, en inferiores del América y cuando debutó bajo las ordenes de Jesús Ramírez en Abril del 2010 frente a Santos; el Flaco jugó de defensa central en una línea de 4 en el fondo. Ya que Chucho Ramírez utilizaba un 4-4-2 como esquema.

A la temporada siguiente, en el Apertura 2010 ya con Manuel Lapuente en el banquillo de Coápa. El espigado jugador azulcrema fungió como medio de contención o medio centro, siendo él mediocampista más atrasado y clavado del equipo. Ósea que su función era netamente defensiva y destructora. “Me gusta más como contención, una función en la que también lo hace bastante bien. Siempre tuvo recorrido, mucha recuperación de pelota y buena distribución”, describe Alfredo Tena, quien tuvo la oportunidad de dirigirlo en Fuerzas Básicas de las águilas y posteriormente en el Apertura 2011 como timonel del primer equipo.

Esta posición es la menos habitual y la menos conocida de Reyes. De hecho sólo ha jugado regularmente en esa demarcación con el antes citado Manolo Lapuente, y en la selección Sub-20 que ganó el tercer lugar en Colombia, así como en el representativo azteca que participó en la Copa América 2010. Ahí, Diego Reyes dejó claro que puede ser un medio centro dinámico y solvente, que logra limpiar bien la zona para después repartir juego con criterio y sobriedad. Y aunque funge como el medio campista más atrasado y “amarrado”, logra desprenderse y llegar con fuerza a tres cuartos de cancha sin verse incomodo o forzado en sus movimientos. Inclusive logra plasmar ciertos gestos técnicos que parecieran siempre ha jugado como contención.

«El chico llama mucho la atención por su estatura, el tranco y el buen trato de balón que tiene», Miguel Herrera, DT del América

Asimismo, regresando a su posición como marcador central, Diego Reyes también se acopla fácilmente a la línea de 3 defensores que dibuja Miguel Herrera. Donde puede ser el marcador del centro, o bien, jugar como el marcador por izquierda. Acompañando a Francisco Javier Rodríguez y a Aquivaldo Mosquera.

Esta versatilidad y polivalencia es difícil de comprender debido a sus componentes físicos. Y es que tomando en cuenta estos, se vislumbraría que Reyes fuera torpe, atrabancado y con poca o nula técnica individual. Pero la realidad es que ha sabido conjugar la altura y el largo de sus piernas, con el buen trato de balón y movilidad con o sin él. Lo que da como resultado un elemento plurivalente y con la capacidad de adaptarse a distintos esquemas de juego.

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Pável Pardo, el último gran contención mexicano

pavelA sus 36 años y alrededor de 545 partidos jugados en sus educadas botas, Pável Pardo anuncia que se retira del futbol profesional, y con ello, deja un legado y unos zapatos difíciles de llenar para las nuevas generaciones, que si bien han mostrado talento y frescura para poder comandar la cintura del campo mexicano; tendrán que mostrar algo más que buenos adeptos con y sin la pelota.

Esta fue una decisión muy difícil, pero después de hablarlo con mi familia, he decidido que es el momento adecuado para retirarse del futbol profesional”, apuntó el ex americanista, quien será recordado como uno de los medio centros más completos que México ha visto nacer. Y es que Pardo contaba con varias virtudes que lo erguían como el contención habitual del Tri, por casi 10 años y tras su salida de la selección nacional, dejo un hueco que hasta ahora no se ha podido cubrir con seguridad y contundencia. Aunque cabe señalar, que el futbol mexicano dispone de grandes candidatos para poblar esa área.

Pável Pardo inició su carrera en Atlas de Guadalajara. Ahí, en Colombos, el mítico 13 que dominó por años el ecuador del Estadio Azteca, empezó como lateral derecho. Poco tiempo después, debido a la inteligencia con la que concebía el juego y a la visión y toque que siempre lo distinguieron; su rol dentro del rectángulo verde muto hacia el centro del campo, donde tendría la oportunidad de intervenir de forma más protagónica en el juego colectivo del equipo e influir de forma positiva en el accionar de este.

El nacido en Guadalajara, Jalisco, tenía la capacidad de poder defender y atacar, haciéndolo al mismo nivel y regularidad, sin que esto mermara su juego. Pardo, representaba el equilibrio del equipo donde jugará. No se caracterizaba por ser un jugador dinámico ni muy rápido, pero sí lo era mentalmente. Sabía leer y detectar con facilidad los tiempos y momentos por los que atravesaba un partido, y en base a eso, dirigir como guía u orquestador el ritmo e intensidad del juego colectivo del equipo. Tal era el conocimiento y la lectura que tenia sobre el juego, que el mismo Marcelo Bielsa lo destaco en la Copa América del 2004: “Me gustó Pável Pardo. Es el que más me ha llamado la atención. Es muy inteligente”, matizó el técnico argentino.

Asimismo, el contención mexicano sobresalía por imponer orden y estructura desde el círculo central. Lograba asentar al equipo y que este evidenciará una buen transición con la pelota en los pies. De igual forma, imprimía solvencia y soltura el juego en medio campo. Ostentaba la virtud de tocar rápido y fácil. No era un jugador que retuviera el balón, sino que hacia jugar a sus compañeros y servirlos de la mejor manera posible. Incluso siendo el responsable de generar volumen de juego cuando era necesario. Tarea que cumplía con certeza y claridad, debido a la visión de campo que denotaba y a la agilidad mental que le permitía discernir con criterio que hacer con el balón en los pies.

pardo

Técnicamente, Pardo era pulcro y virtuoso. Gracias a que empezó como lateral tuvo un gran control de balón y por ende una muy buena conducción del mismo. Era un medio centro elegante y que gustaba del buen trato a la pelota. Pocas veces se le veía un mal pase o una defectuosa recepción. Quizás, su mayor argumento y el más notorio era el disparo de media y larga distancia, especialmente a balón parado. De ahí el mote de “dardo envenenado” con el bautizó Enrique Bermúdez (Comentarista Deportivo) a los centros y disparos que emanaban desde la pierna derecha de Pável Pardo. Y es que sus servicios al área, cambios de juego o bien, disparos hacia el marco contrario, expedían fuerza y colocación; haciendo de estos un sello de la casa.

“Él ofrece mucho liderazgo, mucho toque de balón y su manera de ver el juego como mediocampista”, describió Omar Bravo

Pero el factor que lograba potencializar estas características y relucientes virtudes, era la personalidad y jerarquía que logro cosechar a lo largo de su carrera; permitiéndole ser capitán y líder en el vestidor de la gran mayoría de los equipos donde jugó. Incluyendo su participación con el Stuttgart de Alemania, donde le fue acuñado el apodo de “El Jefe” o “El Comandante”, por sus compañeros. Producto de la seguridad que transmitía, así como la solidaridad y sacrificio que tenía con sus compañeros, sin olvidar el conocimiento y lectura del juego que mostraba en cada partido. Argumentos que se solidificaban con el transcurrir de los años y aderezo con un ingrediente que siempre marca diferencia y que sólo el tiempo te otorga: Experiencia.

Tras su salida del Tri, varios jugadores han llegado para componer la media cancha mexicana, pero sin tener el éxito y regularidad que si registró Pardo. Nombres como: Leandro Augusto, Israel Castro, Luis Pérez, Lucas Ayala, Antonio Ríos, Efraín Juárez, Gerardo Torrado e incluso Rafael Márquez, han estado desde que Pável Pardo dejo de estar en la selección nacional mexicana. Un medio campista que dejo huella y marco una época. Sin dudas, el último gran contención mexicano.